Oportunidad para crecer
Definiéndola concretamente, la resiliencia es "la capacidad de una persona o de un grupo de crecer, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de cruzarse con acontecimientos desestabilizadores, encontrarse con condiciones de vida difíciles y padecer traumas graves.En otras palabras, la resiliencia es "una metáfora que intenta encontrar respuesta a la pregunta: ¿cómo puedo seguir siendo humano a pesar de los golpes, adversidades y dificultades de la vida? El discurso resiliente intenta explicar qué es lo que permite que una persona se recupere y salga fortalecida ante la adversidad, incluso que haya podido crear una o diferentes perlas". Y es aquí donde Forés dirige su mirada al campo de la intervención: "la resiliencia es una apuesta por cambiar de modelos de intervención. Básicamente consiste en sustituir los modelos de intervención deficitarios por modelos de intervención más apreciativos, fijarnos en la posible perla en lugar del granito de arena".
"Estos modelos deficitarios nos inducen a pensar pronósticos reductores y negativos que no sirven para incitar a las personas a tomar iniciativas para afrontar sus adversidades. Cuando alguna persona que padece ve negadas sus capacidades, entonces, tiende a buscar fuera de ella misma las posibles soluciones, en lugar de de ser ella la protagonista en el momento de dar las respuestas más convenientes a sus necesidades y deseos".
"Contrariamente, los modelos apreciativos, los modelos de prevención y promoción se fundamentan en la búsqueda de la convivencia, las potencialidades, los recursos, el desarrollo humano, las soluciones, los aspectos positivos, los mayores éxitos, la orientación hacia el futuro, las fortalezas, las posibilidades, la inclusión.
La persona mayor, protagonista activa principal
Es muy diferente diseñar una política o llevar a cabo una intervención según un modelo que según un otro. Por ejemplo, dice Forés, "imaginemos que hemos de trabajar con la gente mayor. Es muy diferente diseñar políticas y hacer intervención dirigida a estas personas si se concibe la gente mayor dentro de una ecuación que las asimila a alguna cosa limitada o dependiente, al declive. La política o la intervención serán muy diferentes si se rompe esta igualdad y se considera la persona mayor como un haz de sabiduría existencial o persona activa. En el primer modelo, la persona mayor será contemplada como receptora pasiva, mientras que en el segundo modelo serán vistas como la protagonista activa principal.Los modelos de promoción o apreciativos están más comprometidos con la maximización del potencial y del bienestar de las personas en lugar de destacar sólo el daño que una persona ha padecido. Apreciar quiere decir simplemente valorar algo. Apreciar es el acto de reconocer lo mejor de las personas, de las cosas o de las situaciones. El pensamiento apreciativo parte de la premisa que sólo por el hecho de existir cualquier persona ya es un ser valioso.
La resiliencia como pensamiento apreciativo busca las oportunidades, es una tendencia que se aparta de los problemas y las patologías para dirigirse hacia las soluciones, las competencias y las capacidades. Se trata de una mirada no patológica y más positiva sobre la existencia humana. En lugar de de estudiar las debilidades, las carencias y los recursos para compensarlas, se empieza a investigar las fortalezas y como usarlas.
Con la resiliencia, se ha pasado de los modelos de riesgo fundamentados en las necesidades y la enfermedad, a los modelos de prevención y promoción basados en las potencialidades y los recursos de los seres humanos. Es un llamamiento a que todas las personas lleguen a ser lo mejor que puedan ser. En otras palabras, se trata de que las personas alcancen su más alto potencial humano a pesar de sus adversidades o limitaciones. Ver las perlas que puedan llegar a cultivar.Conoce la revista HumanizarPublicaciones sobre resilienciaResiliencia, inteligencia emocional, empatía terapéutica...Conoce las opciones formativas del CEHS