Columbario Santa Teresa

Columbario Santa Teresa

En el Centro San Camilo, la innovación ha sido una constante a lo largo del tiempo. La ampliación de servicios con un tono particular que marca la diferencia es una de nuestras señas de identidad.

La Sala Santa Teresa (columbario), inaugurada en mayo de 2023 ha sido creada mediante la excavación de un trozo de jardín que no tenía uso, aprovechando su posicionamiento junto a la entrada de carruajes y el parking exterior, y la fachada decorada con simulación de "casas", que constituye ahora la entrada sin barreras a esta sala, además de la escalera.

Este servicio consiste en un lugar con 500 huecos de estantería para urnas individuales o familiares, dobles y triples; además del espacio reservado para los religiosos camilos, tras la cruz, que lo compartirán con quienes no son reclamados por nadie o no tienen familia. 

La idea surge, porque forma parte de la tradición que las cenizas de algunas personas se quedaran en San Camilo, donde fallecieron. Desde hace tiempo, algunas cenizas que conservábamos en distintos lugares de la casa, hoy reposan en este lugar.

El columbario ha sido construido con fondos procedentes del 0, 7 % % del IRPF de 2022.

Caracteristicas

En el Evangelio de Juan 14, 2-3 encontramos el mensaje consolador: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino." Es lo que simbolizamos en el exterior, con las diferentes casas, y es lo que simbolizamos dentro, con 7 puertas.

Fue Teresa de Jesús quien habló también de “las 7 moradas” del castillo interior. Se trata de una expresión alegórica y didáctica que sugiere un viaje por la tierra haciendo un camino espiritual de una progresiva unión con Dios por medio de la oración y el amor. Para Teresa, la vida es un camino hacia la morada celeste, la comunión con Dios.

La puerta de entrada, una de las 7 que forman el plano visual de la sala, está abierta por la mitad. Siempre abierta. Quiere ser una metáfora de la vulnerabilidad humana, que siempre está en el eventual punto de muerte. Así es: nuestra vida no tiene garantía de duración, sino que puede llegar, en cualquier momento, el día de atravesar la puerta, en este caso “no tan estrecha” que también evoca el evangelista Mt 7, 13,14: “porque estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la exaltación y continuación de las vidas”, invitando quizás así a esmerarse por pasar por la puerta de servicio, la del cuidado y la caridad.

Una vez entrados en la sala por la puerta que siempre está abierta, nos encontramos con las otras 6 puertas, representando en total las 7 moradas. Estas dan acceso a las estanterías donde se depositan las urnas con las cenizas. Siete casas, diferentes, donde habrá sitio “para todos”. La imagen del castillo interior le sirvió a Teresa para hablar de la construcción de su ser espiritual, del hombre interior, al que se refiere Pablo (Ef 3, 14-21), templo del Espíritu.

No podíamos dedicar la sala a Santa Teresa sin vincularla con San Camilo. Por eso, se impone la cruz roja en el techo, identitaria en su color y proporciones con la de la Orden, que pudo haber inspirado para convertirse en referente para que Henry Dunant la estableciera como símbolo de lo que hoy conocemos mundialmente como Cruz Roja, aprobada en 1864 en la Primera Convención de Ginebra.

El significado de la Cruz fue fundamental en la vida de San Camilo. Fue en ella donde encontró motivación, al escuchar palabras de ánimo “adelante, pusilánime, que esta obra no es tuya, sino mía”. Y la lució en el pecho como símbolo de la consagración al servicio, símbolo de vida entregada en la construcción de un mundo más parecido a un cielo: el mundo de la compasión y la ayuda en la fragilidad.

Evidentemente, el misterio de la esperanza cristiana no queda resuelto por un conjunto de símbolos. Por eso, encontramos otras provocaciones en esta Sala Santa Teresa:

  • En el techo, en el fondo, otra afirmación de Teresa: “Solo Dios basta”. Pero no quiere ser una pía consideración, sino que su sentido se encuentra alrededor de toda la sala.
  • Bajo las tejas, donde, de manera repetida, se lee uno de los dos textos fundamentales de la espiritualidad camiliana, es decir, la profecía ética del juicio final, Mt 25, 36: “Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed  y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, estuve enfermo y en la cárcel y vinisteis a verme…” Digamos que este es el verdadero juicio –más autojuicio que heterojuicio-: el cuidado tierno y misericordioso construye el cielo. No hay cielo sin cuidado.

Para quien no se conformara con las provocaciones espirituales y humanizadoras de la sala, encuentra en el vestíbulo dos mensajes más que nos cambiarían de raíz toda angustia posible del doliente:

  • “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”, del evangelista Lucas 24,5, y mensaje proclamado en la Vigilia Pascual.

Y, a todo visitante, al abandonar la sala, le invitamos, si mira al dintel de la puerta, a sentirse agradecido por la vida compartida con las personas que nos han precedido: “Gracias por la vida compartida”.


Contacto

Nuestro columbario es un espacio dedicado al descanso y la memoria de los seres queridos. Estamos aquí para ofrecer un servicio de calidad y apoyo para todos aquellos que deseen honrar a sus seres queridos.

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