Éxito de público en las X Jornadas Nacionales de Humanización de la Salud

·

Durante los días 14, 15 y 16 de abril se han celebrado en Pamplona las X Jornadas Nacionales de Humanización de la Salud. La temática tratada en ellas adquiría este año una mordiente actualidad: “Humanizar el final de la vida”. El sindicato SATSE de Enfermería, la Universidad Pública de Navarra y el CEHS (Centro de Humanización de la Salud), organizadores de las Jornadas, prepararon un amplio programa de actos y contenidos que se fue luego desarrollando eficaz y cómodamente.

MADRID.- Los organizadores habían elegido con antelación el tema de las Jornadas por su innegable importancia y para poder preparar el programa con detalle. Sin embargo, una serie de acontecimientos que se fueron sucediendo en diferentes escenarios geográficos, les han conferido una actualidad de primer orden. Las discutidas sedaciones del Hospital Severo Ochoa de Leganés, la sentencia sobre el caso de Terri Schiavo; películas como “Mar adentro” o “Million dollar baby”, incluso la larga agonía del Papa Juan Pablo II que para morir prefirió su casa al hospital, han sacado a la luz y puesto sobre la mesa un tema de suma importancia. El debate social sobre el final de la vida está servido. En medio de estas circunstancias y con 350 participantes se inauguran las X Jornadas. En ellas se pronunciaron tres conferencias de las llamadas magistrales, una por día. El programa daba cabida también a dos mesas redondas, al objeto de entablar debate sobre los aspectos éticos, legales, penales y espirituales sobre el final de la vida humana. Hubo también espacio para exponer las comunicaciones que traían algunos expertos y, como viene siendo habitual, los asistentes pudieron participar, a libre elección, en cinco talleres prácticos, concebidos para el adiestramiento en la humanización del tramo final de la vida. Hermana muerte La conferencia inaugural estuvo a cargo del psicólogo clínico y máster en bioética, Javier Barbero, profesor también, del Centro de Humanización de la Salud, y lo hizo con un tema rompedor: Aprendiendo a morir. Barbero dejó muy claro desde el principio que, para aprender a morir, es necesario vivir con intensidad la vida de cada día. El lema “carpe diem” se propone para ello como una clave necesaria: aprovecha bien el día presente y todo lo que te traiga. Conviene aprender –añadió Barbero- a encajar los acontecimientos con aceptación y serenidad, saludándolos incluso con rostro afable, como hacía Francisco de Asís, que fue capaz de convivir en armonía tanto con la casta agua como con el feroz lobo. A ambos les llamaba hermanos. “¿Y la muerte?” –se preguntaba Barbero- “Para encajar la muerte, y poder decirle ¡hola! mientras llega, no hay que huir de ella”. “Hay que aprender, también, a mirarle a la cara y llamarle hermana, pues forma parte de la vida. Como conclusión, Javier Barbero lanzó esta perla: “Sólo quien sabe decir hola, puede al final decir adiós con entereza y naturalidad”. Cuestiones éticas La segunda jornada se abría con una conferencia ideal para provocar la discusión de los participantes: “¿Derecho a morir? El debate sobre la eutanasia”. Su autor, Juan Carlos Alvarez, médico, filósofo y máster en bioética, desarrolló un amplio arco de cuestiones éticas, concernientes al final de la vida. Muchas de estas cuestiones son propuestas por los propios enfermos que se hallan en esa situación y demandan orientación y oportuno soporte humano. Otras deben ser afrontadas a diario por los profesionales de la salud o por los familiares de enfermos terminales. El doctor Alvarez fue distinguiendo con precisión de cirujano por dónde pasa la línea que separa las diferentes decisiones médicas que se pueden tomar en torno al enfermo terminal, desde la obsesión terapéutica a la eutanasia, pasando por la ortotanasia, la disminución del esfuerzo terapéutico, la distanasia, el suicidio asistido… El conferenciante distinguió con meridiana claridad las prácticas que ayudan a morir con dignidad y las que, en cambio, suponen un lesión al ejercicio humanitario del bien morir. Objetivo éste que, en ningún caso, hay que perder de vista. No quemarse La ponencia de clausura “Cuidarse para no morir cuidando”, estuvo a cargo de José Carlos Bermejo, director del CEHS (Centro de Humanización de la Salud) y, como los ponentes anteriores, máster en bioética. En su exposición, el doctor Bermejo se refirió a un tema capital y que él domina como pocos: el burn-out (cansancio, agotamiento… de los cuidadores). O sea, esa sensación de estar en los límites de las fuerzas a causa del estrés y de la tensión que origina el propio trabajo. El burn-out afecta o puede afectar a los profesionales de la salud, sobre todo, a los que trabajan en las unidades de cuidados paliativos o se relacionan con enfermos en la recta final de la vida. “Es muy importante –resaltó- para la humanización de esos lugares y etapas, lograr impregnarlos de genuinos valores humanos, personalizar las relaciones de los equipos y motivar a diario a dichos profesionales en su trabajo. A fin de cuentas, el objetivo de las estructuras sanitarias es la salud, pero no sólo la de los usuarios, sino también la de sus cuidadores: familiares o profesionales. Corolario Hablar de las cuestiones del final de la vida es bueno, digno y saludable. Significa que asumimos la existencia en todo su proceso. Las Jornadas de Pamplona se convirtieron en un foro donde se ha podido hablar sin inhibición y debatir en hondura sobre el vivir y el morir en clave digna y humana. Como dijo uno de los organizadores, hemos podido expresar nuestras opiniones con pasión, pero sin “encarnizamiento persuasivo” con los otros. A todos los participantes quedó bien claro que humanizar el final de la vida es una cuestión personal que se puede ir aprendiendo desde ahora mismo. Es también una cuestión social. Conviene, pues, ir creando paralelamente al bien vivir una cultura del bien morir, del bello morir. A fin y al cabo lo que cuenta es que este ser bio-psico-socio-espiritual que es el hombre, se ponga final, definitivamente, a salvo.