Formación en Latinoamérica para profesionales sanitarios

Arnaldo Pangrazzi viaja a Perú, Ecuador y Panamá

 

Durante los últimos días de mayo, Arnaldo Pangrazzi, religioso camilo y docente del Centro de Humanización de la Salud, visitó Perú, Ecuador y Panamá para impartir formación sobre escucha, espiritualidad y humanización del cuidado a profesionales de la salud, agentes pastorales y voluntariado.

 

SANAR DESDE LA ESPIRITUALIDAD

En Perú, del 17 al 23 de mayo, recorrió distintos espacios en los que se reunió con profesionales sanitarios, religiosas y agentes pastorales, poniendo en el centro de la formación la presencia compasiva y la dimensión espiritual como parte fundamental de la atención integral. La primera parada fue en el Centro de Formación en Salud San Camilo (CEFOSA) donde desarrolló el ciclo de actividades “Un viaje en el corazón: acompañando los sentimientos de quienes sufren”.

 

 

CUIDAR EL FINAL DE LA VIDA CON ALMA

El 26 de mayo en el Hospice San Camilo, centro emblemático de los Religiosos Camilos en la ciudad Quito (Ecuador), Pangrazi se reunió con más de 140 profesionales y voluntarios que participaron en la jornada “Acompañamiento espiritual en cuidados paliativos”, donde se abordó cómo cuidar el final de la vida con dignidad y ternura.

 

CONSOLAR, SANAR Y ACOMPAÑAR

Finalmente, en Panamá, del 28 a 31 de mayo, en colaboración con la Fundación Piero Rafael Martínez y la Archidiócesis, se organizaron varias actividades: formación para agentes pastorales sobre acompañamiento al duelo; una jornada para sacerdotes y colaboradores de la Pastoral de la Salud titulada “Sanar las heridas de la vida”; un encuentro con profesionales de distintas disciplinas en la Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA) bajo el lema “Ser sanadores heridos cerca de los que sufren”; y finalmente, un taller para cerca de 300 agentes pastorales llamado “Sembradores de esperanza cerca de los que sufren”, centrado en acompañar el sufrimiento con compasión y escucha activa

Este recorrido por tierras latinoamericanas ha sido, una vez más, un testimonio vivo de que la humanización del cuidado no tiene fronteras. Allí donde hay sufrimiento, pérdida o enfermedad, siguen naciendo comunidades que eligen cuidar con más corazón en las manos, con presencia y con fe.