En Madrid, en CaixaForum, el 4 de octubre, se reúnen más de 300 voluntarios en una Jornada convocada en torno al programa de Atención integral a personas con enfermedades avanzadas, celebrándose talleres coordinados por el CEHS y varias conferencias donde se desgranan los valores, las competencias y las buenas prácticas del voluntariado con personas al final de la vida, sus familias mientras acompañan y cuando ya están en duelo.
El voluntariado es una forma muy hermosa de “poner el corazón en las manos”. Es favorecer el regalo del tiempo, el regalo de la escucha, el regalo de una mirada nueva, de ojos abiertos, iluminadora del tiempo vivido como oportunidad única: es la hora de sacarle el partido a la vida.
Quien hace voluntariado lo aprende y lo vive también como un regalo.
Ser voluntario es apostar por un mundo en el que el sueño del encuentro es posible, el sueño de lo que nos damos porque queremos, no porque debemos, contribuye a humanizar.
El voluntario se ha de preparar en el desarrollo de la sabiduría del corazón. San Camilo sabía que el corazón era la sede del más auténtico saber. Invitaba a sus compañeros a “poner el corazón en las manos”.
En la recientemente reformada Unidad de Cuidados Paliativos San Camilo, un grupo de voluntarios ponen una “hermosa guinda” de calor a la humanidad y profesionalidad de los profesionales y a la humanización de los espacios que ha dado como resultado un lugar único, entrañable, cálido y acogedor como ninguno.