Por fin un día de campo en “El Rocío” de Miraflores de la Sierra, ¡qué alegría!

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Primera excursión de mayores del Centro San Camilo tras casi un año y medio de pandemia

Desde primera hora de la mañana se respiraba excitación en la casa. “Espabila, que nos vamos de excursión” se decían unos a otros a lo largo de un pasillo que parecía no tener fin, no tanto por las prisas sino por las ganas que tenían de salir.
 
“Es que es la primera excursión de verdad que hacemos tras todo lo que hemos vivido en el último año y yo no veo la hora de que arranque el autobús” explica Amada mientras se recoloca su coqueto sombrero. “No sé lo que vamos a hacer, pero yo voy dispuesta a pasármelo en grande y a bailar lo que me echen…” le dice a sus compañeras, que añaden “¡qué más da, lo importante es salir por fin, qué alegría!”.

La jornada se prepara animada. Dos autobuses salen de la residencia y llegarán a la finca El Rocío de Miraflores de la Sierra donde años antes de la pandemia solían ir. Allí les esperan unos bocadillos de tortilla y refrescos con los que abrir el apetito a la sombra de una pradera, un amplio lugar donde se han preparado juegos, bailes y hasta una capea… con personas. Los olés se suceden a ver desfilar el paseíllo, y las risas al descubrir a quién le toca llevar los cuernos. 

Los aplausos son generosos. Aunque una de las ovaciones de la tarde se la llevaron José Manuel y Juan al cantar una jota manteniendo la nota y el tono, sin desafinar la emoción del momento. Tampoco bajaron la guardia las medidas de seguridad: mascarillas en el interior del restaurante a la hora de comer, ni el distanciamiento con hidrogel. Pero fuera se podría respirar el aire limpio y fresco de la montaña, lo que convirtió el día soleado en una jornada amena. 

“No solo este día es bueno para los residentes sino para quienes habitualmente les cuidamos. Aunque para ellos es aún más esperado, por lo que significa la diversión al aire libre. De eso se trata” señala José Antonio. 

Y así fue. Por unas horas se olvidaron de las rutinas habituales: gimnasio, rehabilitación, terapia ocupacional… El ritmo de la libertad se impuso y la alegría de vivir, porque también es psicoterapia un martes al sol.

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