Revista Humanizar

Suscríbete y recibe cada dos meses los ejemplares de la revista de referencia en el mundo de la humanización de la salud.

Suscríbete y colabora con nuestra misión

"Solo quiero decir gracias"

 

“Sólo quiero decir gracias”. Araceli Caballero

Es mentira que 30 años no es nada: es mucha vida. Colaboro con HUMANIZAR desde el primer número. Fue para mí un honor que Jesús Mª Ruiz me lo ofreciera (¡el siglo pasado!) y ahora que conozco el percal lo es aún más. Vivo como un privilegio que mi nombre aparezca junto a firmas de tanta calidad, que leo con mucho interés cuando me llega la revista, las pasadas: Mari Patxi, Mª José Francés, Dolores Aleixandre (¡cómo te echo de menos, Dolores!)... y las actuales: Julián del Olmo, Pepe de Lucas, Rosa María Belda, los magníficos trabajos periodísticos de Cristina Ruíz, M. Pilar Martínez, Diana Sánchez (que nos coordina con cuidado y eficiencia)... ¡Tendría que poner la mancheta entera! Algunos, además, son personas queridas con las que la revista me mantiene en contacto. 

Agradezco enormemente que no os hayáis cansado aún de mí, que me sigáis dando la oportunidad de participar de este trabajo humanizador, cuyos objetivos comparto y valoro. En realidad, lo único que quiero decir es gracias. ¡Larga vida a HUMANIZAR!

 

“Un viaje permanente”. José Carlos Bermejo

Escribir 30 años en HUMANIZAR ha sido como un viaje permanente. A mí me ha estimulado para la investigación, para ponerme al día en las múltiples implicaciones que tiene esta cabecera tan comprometida, este desafío tan noble como urgente. HUMANIZAR ahora tiene muchos seguidores, muchos apasionados por construir un mundo de la salud más en sintonía con la naturaleza y dignidad humana. La relación de ayuda y el counselling son una propuesta que cualifica las alianzas terapéuticas, que da satisfacción por compasión a los profesionales y voluntarios. Siento que aún queda viaje por recorrer en un mundo golpeado por muchos dinamismos deshumanizadores. Humanizar es apasionante.

 

“Mis inicios en HUMANIZAR”. Mª Pilar Martínez Barca

Mi relación con los Religiosos Camilos se remonta a otoño de 1978, cuando Ángel Ignacio López, Angelín, me buscó a dos chicos de su Noviciado de Zaragoza para ayudarme en mi segundo de BUP. Al curso siguiente serían cinco, entre ellos José Carlos Bermejo y José Luis Álvarez, con una hermosa carta de presentación: un corazón de hilos que sigue colgado en mi cabecera.

Cuando en 1992 Jesús Mª Ruiz pasó por la casa de Zaragoza, ya residencia de mayores, para hablarnos de un nuevo proyecto de revista, con la H inicial deshilachada, era para flipar. Acabábamos de ver por La 2 de televisión la entrevista: iba a venderse en los quioscos, como Hola o Lecturas. Me tuvieron varios años “atada a mi columna”, después el reportaje-entrevista de cuatro páginas, y luego “La fuerza de los límites”, Premio Tiflos de Periodismo 2008. Y aprendí: “Un buen periodista no es quien estudia una carrera, sino quien sabe ir escuchando por la calle” (Santi Riesco). ¡Tengo tanto que agradecer, que no me da de sí el corazón!

 

“En invierno también hay primavera”. Julián del Olmo

Los sueños, como las rosas, son siempre más hermosos en primavera, pero también en invierno se pueden tener sueños hermosos.  En la primavera de la Iglesia, en versión del Concilio Vaticano II, los “humanizadores de la salud” soñaron -soñamos- “HUMANIZAR”, hermoso sueño que, a veces, se ve alterado por alguna pesadilla sin mayor trascendencia. El sueño “humanizador” de “HUMANIZAR” se crea y se recrea a partir de la sabiduría bíblica del Eclesiastés: “Hay un momento para todo cuanto ocurre. Un momento para nacer y un momento para morir. Un momento para plantar y un momento para arrancar. Un momento para destruir y un momento para edificar. Un momento para llorar y un momento para reír. Un momento para rasgar y un momento para coser. Un momento para callar y un momento para hablar” (Ec 3,1-4).

El sueño de “HUMANIZAR” es seguir naciendo (“renaciendo”), plantando, edificando, riendo, cosiendo y hablando.  Bello sueño y hermosa tarea compartidos por muchas personas de ayer y de hoy y seguramente también de mañana porque en los invernaderos también se producen bonitas rosas.