Creer es saludable
Julio-Agosto 2012

“No hay autocuidado sin conocimiento de sí”

“El cuidado: un imperativo para la bioética”. Bajo este título, Marta López Alonso, doctora en teología moral, máster en bioética y enfermera, ofrece una profundización en el concepto de cuidado y comparte un interés personal por dar al cuidado su valor ético para la realización de la vida.
Por Redacción-¿A quién va destinado este libro, fruto de la investigación de su Tesis Doctoral?
Parte del convencimiento de que el cuidado sostiene a la humanidad por lo tanto va destinado a todos aquellos a quienes el cuidado les preocupa y desean que forme parte de su forma diaria de vivir. Si bien es un libro que estudia las fuentes de la antigüedad y posee una amplia bibliografía considero que se puede leer con cierta facilidad porque de suyo el cuidado es un principio ético y una virtud tan propia de los seres humanos que a nadie le es ajena.
-Diversas preguntas recorren este libro. Una de ellas es especialmente llamativa: ¿cuida Dios del ser humano? ¿Qué responde al respecto este libro?
El libro a través de la palabra griega epiméleia que está en la base de la cura latina busca en la Escritura y la filosofía la conexión entre el cuidado y Dios y nos ofrece un rostro de cuidado distinto en el Dios Padre/Madre, en el Hijo y en el Espíritu.
La parábola del Samaritano siempre leída desde el amor y la misericordia es la parábola del cuidado y sus rasgos han sido perdidos en la historia por las diversas interpretaciones del texto. Este libro recupera los lugares cargados de fuerza donde se nos muestra a Dios que cuida de los vulnerables y caídos de la historia. A su vez nos invita a hacer lo que hizo el Samaritano cuidar por medio de actos concretos con ello recuperamos el valor moral y la mayoría de edad del cuidado.
-Tradicionalmente se ha vinculado el concepto "cuidado" con "los demás"...y en este libro también se introduce la premisa del cuidado de sí mismo... ¿cómo podemos introducirlo en nuestra rutina diaria?
En la actualidad hemos trivializado el cuidado de nosotros mismos reduciéndolo a actos de cuidado (ocio, descanso…) que si bien son fundamentales para el equilibrio es preciso ir más allá. La sorpresa de este libro es ver que la palabra epiméleia en los escritos filosóficos de Platón habla del cuidado de sí como objetivo fundamental del ser humano en tanto vivir filosóficamente, conocernos profundamente y vivir ocupados por lo realmente humano y que consolida la vida buena.
-¿Qué relevancia ética tiene que cuidemos de otros?
Es el momento de superar las barreras que han ligado el cuidado a la maternidad y a la enfermería. Si bien, ambos son dos espacios privilegiados el valor del cuidado es más amplio. Rompe el cerco de lo privado y entra en el marco de lo político, de lo público, de lo ecológico. Además pasa a ser ya un principio ético inexcusable para varones y mujeres y que reclama una persona con una estructura ética consistente y capaz de asumir dicha responsabilidad. Descuidar a los hermanos no es éticamente neutro como hasta ahora parecía –dada la poca relevancia de los estudios en ética teológica o no del cuidado–. Por lo tanto, es éticamente relevante cuidar los diferentes grados de necesidad de los hermanos y nuestro compromiso con el cuidado retrata nuestra silueta ética.
-¿Cuida quien puede o cuida quien quiere?
Cuida quien aprende a cuidar y quiere porque como toda virtud se ejercita y madura.
-¿Podría darnos algunas herramientas para facilitar el autocuidado?
El cuidado de uno mismo es una verdadera sabiduría y por eso es difícil dar recetas pero precisa conocernos y atender a lo que somos. No hay autocuidado sin conocimiento de sí. Todo lo que hagamos serán medios para ser más plenos humanamente como fruto del cuidado de sí.