Revista Humanizar

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Paz, guerra no

La salud, la alegría, un corazón generoso, una mente amplia, buena relación con todos, hombres y mujeres… Y significa, sobre todo, la Paz. Es decir, la Salvación.

Pero todavía estamos en mitad de una guerra que no sabemos cuánto va a durar. En lugar de luchar por la paz y por su establecimiento entre los pueblos, hay humanos con deseos y ambiciones que extienden el odio y la guerra con las armas más peligrosas y destructoras, fabricadas exclusivamente para hacer el mayor daño posible. Aquel antiguo mito de Caín y Abel sigue vivo y reproduciéndose a diario entre la especie humana, pero ahora no con quijadas de asno sino con armas nucleares.

Cuando las imágenes que dejan ver los canales de televisión permiten contemplar algunos de los horrores de esta guerra de Rusia contra Ucrania en las ciudades bombardeadas, es imposible no acordarse del Guernica de Picasso y del tono descolorido, como sin vida, de todos los horrorosos símbolos del cuadro, llenos de brutalidad.

La paloma, que podría recordar la paz, aparece en el cuadro con las alas rotas. ¿Tendremos guerra siempre? Una mujer (una Pietà), con su hijo muerto, pregunta consternada: por qué… Otra mujer grita a los aviones que cesen de bombardear la ciudad. El caballo, antiguo amigo del hombre, manso y bonachón, parece reflejar las heridas y el dolor de todos los inocentes de todas las guerras. Los ojos de la mujer que no puede frenar su llanto porque los ojos se le han transformado en lágrimas…

En Kiev, en Mariúpol, en Járkov… se están reproduciendo las mismas espantosas escenas que en Guernica. ¿Qué hemos aprendido en estos últimos 85 años? ¿Multiplicar los desastres de la guerra?