La escucha: la salud entra por los oídos del corazón
Enero-Febrero 2010


Escuchar la voz de África
Una telenovela colombiana es seguida con pasión por un grupo de mujeres en Ouagadugú. Varios jóvenes ghaneses esperan emocionados a que empiece el partido del Real Madrid contra el Barça. Imágenes de una catástrofe en el Congo son grabadas por CNN para ser emitidas en Nigeria. La última película de Disney se estrena en Ciudad del Cabo. Los mensajes, las imágenes, los estereotipos, los sueños. fluyen de Norte a Sur con la rapidez de la fibra óptica. Sin embargo, ese flujo es mucho más lento (o casi inexistente), cuando se trata del cine, la música o el arte producidos en los países empobrecidos y muy especialmente en África.
Por Cristina Ruiz Fernández

El radar emocional
En un taller impartido recientemente, utilicé un diálogo entre un profesional de la salud y un paciente. Este, un señor de cincuenta años, que se encontraba al final de la vida, en una unidad de cuidados paliativos, le decía al profesional: “Yo lo veo muy mal, me huelo lo peor, usted ya sabe a lo que me refiero, que sea lo que Dios quiera; el destino me ha jugado esta mala pasada”. Y ninguno de los participantes en el seminario aceptaba que este hombre estaba hablando de la muerte, ni quería entrar directamente al tema.
Por José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salu

"La escucha en la relación sanitaria", por Francisco Javier Rivas Flores
Decía Gregorio Marañón, el gran médico español del que celebramos el 50 aniversario de su fallecimiento, que el principal instrumento en la relación clínica es la silla, manera muy gráfica de mostrar la importancia que tiene la escucha y el poder de la palabra en la relación sanitaria. Aún más, una de las constantes que a lo largo de la historia de la medicina ha tenido la relación médica ha sido la escucha, ya desde tiempos de Hipócrates y de la Grecia clásica. Sin escucha atenta y diligente no se puede construir una auténtica relación interpersonal y menos cuando esta ayuda nace de la menesterosidad de uno de los interlocutores.
Por Francisco Javier Rivas, médico y bioeticista