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Necesidades de formación para un voluntariado íntegro. Percepción del grupo de voluntarios de la Red de Final de Vida y Soledad.

El voluntariado del centro San Camilo es bien conocido, ya que abarca distintos ámbitos y distintos perfiles de voluntarios. Desarrollamos voluntariado con personas mayores asistidas y con demencia avanzada en la residencia, voluntariado con personas con enfermedad avanzada, tanto en la unidad de cuidados paliativos como en la residencia…

Por Marta Villacieros

También llevamos a cabo promoción del voluntariado con jóvenes, en coordinación con centros escolares, parroquias u otras entidades como fundaciones y acompañamiento en duelo, en el Centro de Escucha.
Además, en estos dos últimos años, en colaboración con la Fundación Bancaria La Caixa, hemos diseñado y promovido el programa “Final de Vida y Soledad” que pretende aliviar, mediante el acompañamiento, la experiencia de sufrimiento provocada por la soledad en personas que se encuentran en situación de enfermedad avanzada.

Uno de los objetivos de este programa es crear una red de entidades y agentes competentes que detecten, acompañen y realicen seguimiento, participando en diferentes programas de paliación de la soledad y realizando tareas de presencia, descarga familiar, ayuda en las gestiones externas, paseos, ocio, elaboración de la historia personal mediante la reminiscencia, etc. Son cerca de 150 voluntarios en 21 centros (hospitales, unidades de cuidados paliativos) y domicilios.

Para lograr que nuestro voluntariado sea sólido e íntegro y, abarcando tantos ámbitos diferentes, estamos en la obligación de capacitar. Por eso tratamos de ofrecer a los voluntarios un programa de formación de calidad, planteando distintos niveles de formación (básica intermedia y avanzada) para distintos perfiles de personas (con o sin experiencia de voluntariado, acompañamiento compasivo, atención al dolor, cuidados en geriatría, en duelo, acompañamiento emocional a pacientes y familiares…).
Siendo tantos los aspectos psicoemocionales, espirituales y sociales con los que hay que saber manejarse en situaciones de final de vida y soledad, hemos querido contrastar nuestro planteamiento con la percepción de  los voluntarios sobre la formación que necesitan tener.

Para ello enviamos un cuestionario anónimo a nuestra red de voluntarios preguntándoles qué formación tenían, si se sentían cómodos con ella o si sentían necesitar más formación del tipo que fuera, más especializada, más básica, más intensa, más continuada… Los primeros que respondieron fueron 40 voluntarios con más de 3 años de experiencia de voluntariado e incorporados ya a este programa aproximadamente 9 meses.

La mayoría (que habían realizado ya la formación de carácter básico) manifestaron que es necesario un nivel de formación alto para llevar a cabo su labor de voluntariado.
Respecto a la formación básica, más de la mitad consideraron que había sido suficiente la formación en herramientas de relación de ayuda, comunicación, voluntariado, espiritualidad y humanización de la salud. Pero también más de la mitad consideraron que les faltaba formación en cuidados paliativos, procesos de pérdida, duelo y final de vida y soledad.
Respecto a la específica más de la mitad consideran que les falta formación en Alzheimer, síntomas y dolor,  miedos y mundo emocional, vivencia del familiar e intervención en deterioro cognitivo. Y consideraron suficiente la recibida en intervención en acompañamiento compasivo.

Sobre la formación continuada, explicitaron que les sirve como espacio de autocuidado, para profundizar en la formación recibida, para identificar necesidades de formación específica, y para generar identidad y cohesión y analizar situaciones difíciles.

Este estudio nos ayuda a constatar y a darnos cuenta de que el rol del voluntario necesita de un nivel considerable de formación y de una calidad específica. Sobre todo siendo un tipo de voluntariado que afecta a situaciones de vida tan delicadas. Han sido los propios voluntarios los que, siendo honestos y comprometiéndose con su labor, demandan y apuntan aspectos muy concretos que han de ser cubiertos. Solo de esta forma se puede lograr una atención integral y de calidad, en un campo tan resbaladizo con es el final de la vida, en soledad.