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“Acompañar a las personas mayores multiplica lo que aportan a la sociedad”

¿Qué hacéis desde Solidarios para el Desarrollo para atajar el grave problema de soledad que hay en los mayores en nuestra sociedad?
Solidarios lleva trabajando con personas mayores desde principios de los 90. Somos una organización de voluntariado que, sobre todo, trabajamos frente a la exclusión social a través del voluntariado social. En concreto en el programa de mayores, mi trabajo consiste en conectar por un lado a personas que tienen un ratito a la semana y quieren hacer voluntariado, y por otro a personas mayores que están solas y se ponen en contacto con nosotros porque nos han conocido a través de un familiar, de un amigo, de un medio de comunicación…

¿Cuál es el perfil de las personas que suelen dar ese paso?
Desde esa soledad no deseada normalmente suelen ser mujeres, el porcentaje suele rondar aproximadamente el 80 por ciento de mujeres respecto al 20 por ciento de hombres. Quiero hacer sentir lo que implica visibilizar mi soledad y mi exclusión social: al fin y al cabo tengo que llamar a una organización de desconocidos y tengo que decir que estoy sola y que me gustaría recibir la visita de un desconocido.

No es fácil… ¿qué sucede después de esa primera llamada?
Nosotros generamos el intercambio entre las dos partes. Lo que se genera a partir de ahí en el programa de acompañamiento es una relación como la que puedes tener con un amigo o un familiar, una relación que esperemos sobre todo que dure mucho tiempo y que, en ese sentido, mitigue la soledad no deseada de la persona mayor y que ese voluntario o voluntaria se acerque el simple gusto de acercarse y hablar con una persona que tiene aficiones, que ha pasado por mucha más biografía y me puede contar muchas cosas y a la que yo le puedo aportar. Ese espacio de intercambio intergeneracional que es muy beneficioso para ambas partes.

Sí, porque jóvenes y mayores parecen mundos completamente separados. En Solidarios soléis hablar a menudo de “edadismo”, ¿a qué se refiere este término?
Lo entendemos como el estigma por edad. Cuando presentamos un voluntario a una persona mayor lo primero que tratamos de desterrar ese prejuicio que dice que las personas mayores son lóbregas y aburridas, que tienen un estilo de vida que no va con el suyo. Pero eso tiene más que ver con la persona que con la edad, habrá personas que sean mucho más animosas que nosotros y tengan muchas más ganas de hacer cosas. Eso es algo que sorprende mucho a las personas voluntarias, cuando llevan ya un tiempo de visitas a menudo dicen: “¡es que tiene muchas más energías que yo!”.

¿Cómo lográis desde la organización que eso fluya?
Cada voluntario tiene asignado un solo mayor, es el único programa individual de Solidarios. Por nuestra parte, además de ponerles en contacto, el papel es sobre todo el seguimiento para que esa relación no derive en otras cosas, porque las líneas entre el voluntariado y una relación asistencial o una relación mucho más familiar, son muy difusas y muy finitas. Intentamos que, para bien o para mal, la relación sea entre una persona voluntaria y un mayor, es algo importante y lo planteamos en las formaciones que hacemos.

¿Y qué hacen en esas visitas semanales?
Yo siempre les digo que pueden hacer lo que les dé la gana: ir a dar un paseo por el parque, ir a tomar un café con churros, a un museo… ¡Hay voluntarios que incluso se han llevado a su mayor a la playa porque no conocían el mar!

¿Qué efectos tiene esto tanto en los voluntarios como en las personas mayores? 
La presencia de otro lo que hace es extender mucho mis posibilidades relacionales. Cuando yo tengo un interés en relacionarme, en salir a la calle porque tengo a alguien que me va que me va a acompañar, eso multiplica exponencialmente todo lo que la persona mayor puede hacer en sociedad, porque tienen mucho que participar y mucho que exponer. Merece la pena, porque lo que posibilita el voluntario es que ese mayor sea parte del mundo y eso para el mayor multiplica su día a día.

Los programas que tiene Solidarios para el Desarrollo para paliar la soledad de las personas mayores incluyen también la propuesta “Convive”, de convivencia intergeneracional e iniciativas como “¿Charlamos?” puesta en marcha durante el confinamiento –y que aún sigue funcionando– para ofrecer acompañamiento telefónico a personas que se encuentran solas. Puede encontrarse más información sobre el programa de acompañamiento y estas iniciativas en www.solidarios.org.es