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“En la propuesta del feminismo ético, o hay humanismo o apaga y vámonos”

Rosa Mª Belda nos brinda una maravillosa entrevista donde nos presenta su último libro y reflexiona sobre su esperanza en los jóvenes, el poder del diálogo y la plenitud del caminar discerniendo con otro, construyendo humanidad…

Por Diana Sánchez, Redactora Jefe.



¿Es éste un libro solo para  mujeres?
¡Claro que no! Este libro es para pensar, por tanto, es para todos, para todas. Es una propuesta ética, una búsqueda de humanizar las relaciones, con una mirada feminista.

En el libro planteas en 7 capítulos propuestas como “empoderamiento y cambio social” o “seres humanos con ideales”… ¿cómo ha sido el proceso de selección, con tantas inquietudes y realidades que poner sobre la mesa?
Algunos de los temas me los ha sugerido la revista Humanizar, al ir investigando sobre ellos. Después he buscado un hilo conductor. Para mí, el tema de los valores es esencial. Por eso, si hay un hilo conductor, ese quiere ser el de los valores: justicia, libertad, amor, verdad, de eso quiero hablar.

“Feminismo e ideología de género no son lo mismo”. Explícanos…
El feminismo es un movimiento que nace de la discriminación de las mujeres. Se enfrenta a la realidad de desigualdades, que son reales, que son sangrantes. Ya son siglos en este bregar.

La ideología de género es más reciente, e incluye otro tipo de propuestas, en las que el “género”, abre otro panorama. Digamos que en este otro paraguas se incluyen los planteamientos de los colectivos LGBT, que son dignos de respeto, pero también disquisiciones en torno a si el género es algo que se elige, la identidades y opciones de género. En este punto, no todas las feministas lo tenemos tan claro. La ideología de género es hoy algo difuso, que además levanta ampollas.

Por eso, me gustaría hablar de feminismo y no de ideología de género, para empezar por algo más elemental, por un tema de justicia. No me gustan los sacos donde se mete todo, se mezcla y se generan etiquetas que no permiten el diálogo.

El mito del amor romántico, que ha hecho tanto daño, ¿por qué sigue en generaciones jóvenes?
Está en las películas, en la publicidad, en lo que leemos, en lo que hemos visto, en los cuentos que nos contaron, y que hemos contado a nuestros hijos e hijas. Es muy difícil que algo que ha estado en la mente desde la más tierna infancia, cambie.

Pero entre los jóvenes hay otras formas de relacionarse, y hay que seguir investigando sobre ello. Con y sin relaciones sexuales, con y sin compromisos. Tengo mucha esperanza en las personas jóvenes, y quiero abrir bien los ojos, porque nos van a enseñar mucho.

Nos cuentas que en la sociedad actual, donde enmarcas el libro, aún persiste la discriminación de las mujeres. ¿Cuáles son los mayores logros? ¿Qué falta?
Cuando leemos los informes de ONUmujeres, o otros estudios similares, vemos que hay un avance lento en los temas de diferencia de trato por ser mujeres. Pero es eso, lento, muy lento. En el último año hemos dado un salto de gigante relativo a la movilización y la alerta frente a la violencia, con las redes sociales alentando a la no tolerancia.

Tengo miedo a que no veamos la realidad, también. Las mujeres no somos víctimas, aunque haya víctimas. Hemos de salir de posturas de victimismo. Hemos de ser críticas con nosotras mismas, también. Siempre debemos defender la verdad.

Hemos de promover el diálogo. Veo que hay hombres con miedo a hablar y eso me produce espanto. Veo que hay chicos en la cárcel que no se lo merecen por haber sido denunciados. Todo eso ha de tenernos en pie. No vale todo, ni mucho menos, para defender nuestros derechos, los de las mujeres, que han sido pisoteados milenariamente.

¿Qué le podemos decir a esos hombres que también han sufrido o sufren maltrato por parte de su pareja o familiares, y que no se atreven a contarlo –por vergüenza, o porque socialmente no está en el discurso-? ¿Cómo podemos ayudarles?
Si provocamos miedo las mujeres, si ponemos mordazas, estamos en la misma posición que hemos soportado antes. Aunque la rabia nos incita a la venganza, eso no vale.

No en el feminismo ético. Es cierto que las estadísticas dicen que cada año, desde que hay datos, 50 mujeres aproximadamente, mueren en España por violencia de género.

No hay los mismos fallecimientos de hombres, ¿verdad? Esto es un hecho. Pero sí, hemos de estar atentos al “machaque” al que podemos someter a nuestras parejas masculinas, desde el feminismo ético, esto, si existe, hay que conocerlo y sacarlo a la luz. Es que en esta propuesta feminista, o hay humanismo o “apaga y vámonos”.

Propones en el epílogo una emoción-sentimiento, la ilusión conectada con la esperanza, “para hombres y mujeres que buscan y persiguen la plenitud, sobre todo y también en el amor”…
Creo en el amor, como valor esencial de la vida. Eso me ilusiona también. El amor es muchas cosas… para eso escribí el libro, para estudiarlo, para analizar lo que no es amor, mis trampas emocionales, mis prejuicios, mis engaños en relación al amor.

El amor íntimo, el que se teje entre dos personas que se miran desnudos, es profundo, comprometido, un laboratorio donde nos transformamos, nos pulimos, nos amasamos. Es un modo de alcanzar plenitud. Siempre, que sea un lugar seguro, donde no sientes traición, mentira, cuestionamiento permanente, abandono, desigualdad, mal trato, aunque sea sutil…

Siempre que esté abierto a “ser más que dos”, es decir, a construir “proyecto”, no necesariamente familia, sino “humanidad”. Ya no me vale decir que el amor íntimo es “todo”, es importante, pero no es esencial. Es maravilloso caminar discerniendo, en apertura, en relación.