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PACTOS POR NUESTRA MEJORA: INVESTIGANDO EN LAS "PULGAS" DEL DUELO

Hace ya algún tiempo José Carlos Bermejo y Consuelo Santamaría, en su libro El duelo. Luces en la oscuridad, empezaban a hablar de las pulgas del duelo, describiéndolas así...

Marta Villacieros
Investigación del Centro de Humanización de la Salud


“Cuanto más desamparada se siente la persona, cuanto más se ambiciona entrar en el espacio íntimo y profundo, es cuando aparecen una serie de contratiempos, un sinfín de conflictos, problemas y dificultades anexas. Estas pueden formar parte de la vida diaria pero ahora el doliente se siente incapaz de afrontarlas; solo quiere llorar su pena”.



    Estas situaciones son las que llamaron “las pulgas del duelo”. Pulgas que vienen de fuera, como las que tienen que ver con las herencias y pulgas que vienen de dentro, como las interpretaciones mentales o atribuciones que el doliente elabora. Da igual de donde vengan, todas ellas producen desasosiego, aumentan el dolor y no deberían estar ahí.

Son problemas que no tienen nada que ver con duelo sino con el momento de vulnerabilidad, y se añaden e instalan en el doliente junto con un sentimiento de incapacidad para afrontarlos.
    En el Centro de Humanización de la Salud quisimos poner nombre a las pulgas y cuantificar, saber si se dan con mayor o menor frecuencia o con mayor o menor intensidad, alterando, incluso patologizando la elaboración del duelo.


    Para ello lanzamos varios cuestionarios online. Estudios de investigación dirigidos a expertos en duelo y a dolientes.

A todos ellos les preguntamos por cinco pulgas del duelo que ya teníamos identificadas: los procesos de heredar, la culpa que se genera, las posibilidades actuales de inmortalidad virtual, los problemas en el ámbito de la sexualidad y el impacto económico que suponen los costes derivados del entierro o de la reciente falta en el sustento familiar.



    Los resultados que obtuvimos por un lado nos confirmaron que las cinco pulgas propuestas constituían pulgas reales (tanto los expertos en duelo como los dolientes constataron que existen) y por otro lado nos abrieron todavía más nuestro mentalidad y área de trabajo en duelo.


    Para los expertos en duelo, la pulga más dañina (por intensa y frecuente)  fue la culpa. Ellos valoraron que el 78,6% de las personas en duelo ven su proceso complicado por la culpa.

Sin embargo, para los dolientes, la más dañina fue el proceso de heredar. Según ellos las herencias complican el duelo al 61,4% de los dolientes, antes de la culpa, que la refieren en un 30%.


Según los expertos, en segundo lugar quedaban el impacto de los aspectos económicos y las herencias (que según ellos afectan al 58% de los dolientes). Pero los dolientes dijeron que en segundo lugar se encontraban la culpa (30%) y la sexualidad (27%), para quienes se ve alterada con conductas autolesivas en un 7% de las ocasiones.


¿Que nos enseñan estos resultados?
En primer lugar nos abren la mente, nos dicen que hay muchos aspectos y circunstancias que rodean el duelo y en ocasiones infravaloradas, tenemos que seguir investigando.

En segundo lugar nos llevan a reflexionar sobre el trabajo que hacemos con las personas en duelo. Los expertos, ¿nos estamos centrando en unos aspectos mientras que los dolientes necesitan ayuda en ámbitos difíciles de abordar por fríos o por íntimos?

Estos serían por ejemplo los procesos de herencia, los aspectos económicos y los problemas en el campo de la sexualidad.

 
Encontramos un dato muy alarmante que nos confirmó la necesidad de esta reflexión: el 91% de los dolientes que reconocieron problemas en el ámbito de la sexualidad, no pidieron ayuda en este sentido. Solamente 32 personas la pidieron y, de ellos, un alto porcentaje (70%) manifestaron que pudieron resolver sus problemas gracias a esta ayuda.


Nos damos cuenta de que estos datos dejan margen a la existencia de un porcentaje elevado de personas desorientadas y sufriendo cuando podrían estar siendo ayudadas. ¿Quizás deberíamos reenfocar nuestro trabajo?


Cuando preguntamos respecto a la ayuda que hubieran necesitado para poder atravesar estos momentos las respuestas se concentraron en varios tipos de ayuda; la del entorno familiar para sentirse protegidos en momentos que se caracterizan por una gran  soledad; otra de corte más social para sentirse escuchados, comprendidos y/o tener referencias de situaciones similares, y también una ayuda psicoterapéutica para resolver aspectos atascados.


Este trabajo, que os compartiremos más en detalle en la próxima publicación de un libro, nos ha dado mucha información muy valiosa.

Entre otras cosas, también aprendemos que nuestro pacto con la sociedad ha de encaminarse hacia una profundización y mejora en el enfoque del proceso de elaboración del duelo, para detectar posibles pulgas de manera natural e integrada. Esperamos que con ellos los dolientes puedan atravesar estos momentos sintiéndose, al menos, más protegidos, escuchados y comprendidos.  

Esta investigación, y muchas más, en cada monográfico de la  Revista HUMANIZAR. ¡Suscríbete!