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El agente topo: Los mayores rompen el techo de cristal y conquistan Hollywood

La realidad a veces sorprende, arrolla y hasta llega a contarse sola. O casi sola, porque esta rocambolesca historia ha llegado al público del mundo entero y hasta la cima de Hollywood, a través de la cámara de la directora chilena de origen vasco Maite Alberdi. Todo comenzó con un anuncio publicado en el diario El Mercurio de Chile: “Se necesita adulto mayor hombre: jubilado entre 80 a 90 años. Autovalente, de buena salud, discreto y con manejo de la tecnología”. El trabajo, muy poco convencional: un detective privado buscaba a una persona mayor que se infiltrara en una residencia de ancianos para investigar un potencial maltrato a una de las ancianas, cuya hija había encargado la investigación.

UNA SORPRESA Y UNA EXCUSA

La historia era digna de novela, pero no podía ser más real. Y la suerte quiso que Alberdi se la topara de bruces cuando soñaba con hacer un documental de cine negro. “El agente topo surge por soñar con un documental de cine negro, de detectives”, cuenta Alberdi. “Me parecía injusto que ese género fuera sólo terreno de la ficción”.

Y en la preparación de ese documental apareció el anuncio, la agencia de detectives que quería contratarlo y sobre todo, Sergio Chamy, el gran protagonista de la historia que consigue el trabajo y que la cineasta describe como “un regalo”. Alberdi, decidida a hacer su documental con aquella historia, instala la cámara con anterioridad en la residencia en la que Sergio va a infiltrarse, con la excusa de hacer otro trabajo, para seguir desde el primer momento su entrada y sus pesquisas.

Y esa cámara que filma durante cuatro meses se convierte pronto observadora y hasta compañera de los internos de la residencia chilena, pero no de la forma esperada. 

Porque aunque Sergio confirmó la intuición de Alberdi de que sería “el peor espía del mundo”, la forzó a cambiar el foco entero del documental, que se acaba transformando en una observación de la tercera edad y la realidad de sus moradores.

La misión de Sergio y del documental se diluye de ese primer objetivo de investigar un maltrato para relatar las relaciones, vínculos, emociones, vivencias o carencias afectivas de sus residentes, en un devenir cotidiano que va revelando a retazos el verdadero “abuso” que se comete en esa residencia: el abandono de los mayores por parte de sus familiares y su soledad.

Así, ese documental detectivesco inicial se convierte en excusa para ver un tema que parece poco atractivo como reclamo. Una excusa que obliga al espectador a afrontar temas que parece que queremos esconder en las sociedades del siglo XXI.

Temas que no se limitan a la soledad y el abandono en la vejez, sino que tratan numerosos aspectos relacionados con ese tramo de edad con un humor descarnado: su relación a la par cómica y desvalida con las nuevas tecnologías, la ilusión del amor y el deseo en edad avanzada, el desempeño de una actividad para sentirse activos y útiles son sólo algunos de ellos. 

Temas que resuenan en la sociedad contemporánea chilena y conectan con la actualidad, como la reforma del sistema de pensiones. “El sistema de pensiones es tan malo que la gente está buscando trabajo”, asegura la directora, que menciona también la alta tasa de suicidios entre la gente de 80 y 90 años debido a la soledad y al abandono. Para Alberdi, el aumento de la expectativa de vida no se ha correspondido con oportunidades de inserción laboral y social y la sociedad no se preocupa de garantizar el bienestar de ese grupo de edad.

LA VEJEZ LLEGA A HOLLYWOOD

No es la primera vez que Alberdi se interesa por ese colectivo. En uno de sus trabajos anteriores, La Once, retrataba también en forma de documental a un grupo de ancianas reuniéndose en su tradicional merienda para hablar de sus vidas. Pero si la temática suele pasar desapercibida, este año ha sido la sensación y El agente topo, estrenada a finales de 2020, se ha convertido en todo un hito.

Tras ganar el Premio del Público en el Festival de cine de San Sebastián, estuvo nominada a los premios Goya a la mejor película Iberoamericana, entre otros, y ahora podría llevarse nada menos que dos Oscar como mejor documental y mejor película extranjera.

¿Pero qué ha hecho que de repente lo más alto de la industria se interese por esta película y por esta temática?

“No lo sé realmente… quizás coincide con un año que ha hecho más visible que nunca el tema de la vejez, por todo lo que han vivido nuestros mayores en este año de pandemia”, señala Alberdi en entrevista con Humanizar. “Aunque, como he dicho más de una vez, ellos ya vivían de antes del Covid-19 una pandemia: la de la soledad”.

“Pero si la hubiéramos grabado en otro momento habría sido exactamente lo mismo… esas personas estaban aisladas, solas, viviendo en un lugar sin relación con la cultura, la sociedad, con sus familiares. La pregunta surge este año para todos, pero había sido muy invisibilizada durante mucho tiempo”, asegura.


“Creo que también es un año en que el mundo está también tratando de entenderse más; donde las temáticas sociales se han visibilizado y estamos intentando entender los grandes temas desde lo mínimo, y crear sociedades empáticas desde micromundos y desde microhistorias”, destaca. 

“Es algo que pienso que estamos todos sintiendo y por lo mismo, tratando de entender el mundo desde la experiencia y eso imagino que ha hecho que la película sea visible en Hollywood. Y también es una película muy rescatada allá por su originalidad de estilo y desde una industria que se está abriendo a nuevas fórmulas documentales”.

EL CINE COMO MOVILIZADOR Y EL DOCUMENTAL… PARA CAMBIAR EL MUNDO

Aunque el mérito de Alberdi sea quizá hacer un documental que no lo parece, la cineasta apuesta desde hace tiempo por este género. “He escuchado a muchos documentalistas estadounidenses decir que querían cambiar el mundo”, señala. “Yo no sé si vamos a cambiar el mundo con documentales, pero creo que podemos plantear preguntas en la mente de la gente y en los medios”. 

“Creo que en los últimos años, Hollywood se está abriendo a entender el cine como se tiene que hacer cargo de problemáticas sociales y que es un movilizador y agente de cambio”, señala la cineasta.

LA MISIÓN DE ALBERDI

Y si Sergio tiene una misión, puede que Maite también (se ríe). “ Yo tengo la misión de ver, desde los micromundos, cómo vamos viendo la realidad, como la cotidianidad enseña a la política y a la sociedad. Mi misión que los documentales se entiendan como películas, que la realidad sea una materia de construcción y mi misión es sí, poner temáticas en agenda. Y la temática de la vejez está en mi propia agenda”.

Pero su apuesta por el documental es también una por la realidad cotidiana. “El mundo está lleno de historias que merecen ser contadas y que son mucho mejores de las historias que yo podría escribir o que podría imaginar. El gran desafío es encontrarlas”. 


Foto cedida por la productora de El agente topo