"Es necesario darle un gran empuje a la formación explícita en bioética"

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José Carlos Bermejo. Decálogo sobre la naturaleza y alcance de los Comités de Ética Asistencial en el ámbito residencial.

La alfabetización ética, el valor del diálogo en los profesionales, la deliberación para bucar con prudencia los mejores cursos de acción en medio de la complejidad de la vida moral...Sobre esto y otras realidades nos invita a reflexionar José Carlos Bermejo, Director del Centro de Humanización de la Salud, a través de un Decálogo sobre la naturaleza y alcance de los Comités de Ética Asistencial en el ámbito residencial.  

La Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, presentó en febrero de 2018 la Orden por la que se desarrolla el régimen de acreditación, supervisión y reconocimiento de la acreditación de otras administraciones públicas de los Comités de Ética Asistencial. Se presenta a continuación una reflexión sobre el calado que tienen y el significado que alcanzan dichos Comités.

1.    La existencia de Comités de Ética Asistencial (CEA), y en particular su buen funcionamiento, son un indicador de humanización.

2.    Los CEA responden a la convicción de que la deliberación es el camino para buscar con prudencia los mejores cursos de acción en medio de la complejidad de la vida moral. Es muy necesaria la práctica deliberativa y el discernimiento cuando los valores entran en conflicto.

3.    Necesitan una profesión de fe en el valor de diálogo como espacio donde el bien se alumbra tímidamente mediante la escucha de los diferentes argumentos que se ponderan. No proclaman el bien como mero resultado del consenso, pero superan las posturas dogmáticas o ciegas ante los conflictos.

4.    Los CEA tienen como fin no solo la asesoría en situaciones de conflicto, sino la “alfabetización ética” necesaria en los entornos de cuidados a las personas tan frágiles y vulnerables como son las personas mayores dependientes y al final de la vida.

5.    La mera existencia de Comités no es garantía de buena praxis de cuidados. Se pueden congelar o quedar como bebés o adolescentes, sin madurar.

6.    En tiempos de exaltación del principio de autonomía, no debemos caer en el autonomismo, particularmente cuando la fragilidad es tan grande que lo que más reclama es el campo de las virtudes y la ética del cuidar.

7.    Si mediáticamente vende más la necesidad de tomar decisiones en situaciones de alta complejidad (y quizás de baja frecuencia), la cotidianidad de los Centros residenciales reclama una gran atención a las situaciones de alta frecuencia y baja complejidad, pero alta densidad ética: los cuidados de cada día, las buenas prácticas, la protección de la dignidad intrínseca de cada persona (no solo de sus deseos).

8.    Los Comités de Ética Asistencial pueden ser un altavoz de las conciencias que reclamen el buen hacer, superando la autocomplacencia o las malas praxis en los cuidados, promoviendo atención plena al cuidado, autocuidado e interdisciplinariedad.

9.    La buena praxis no es solo responsabilidad de los cuidadores directos, sino también de las instituciones (y sus directivos) y de las Administraciones (y sus gobernantes).

10.    Los Comités de Ética Asistencial pueden –deben- contribuir a aumentar la conciencia de la densidad ética de las acciones de cuidado, prevenir malas praxis, contribuir a la disminución de la judicialización de las situaciones complejas, contribuir a establecer protocolos, realizar acciones formativas ad intra y ad extra, hacer de los Centros de cuidados, lugares de referencia ética para la sociedad en general hasta hacer realidad la regla de oro de la ética: “cuidar a los demás como nos gustaría ser cuidados a nosotros” o… “como lo haría una madre con su único hijo enfermo”… “con el corazón en las manos” (San Camilo).


Corolario: Poco se conseguirá si no se da un gran empuje a la formación explícita en bioética, no solo de sus miembros, sino de cuantos trabajan en el sector. --- CONOCE EL COMITÉ DE ÉTICA ASISTENCIAL SAN CAMILO