Revista Humanizar

200 y seguimos contando

Número 200, Mayo - Junio 2025

¿Felices en el trabajo?

 

 

El trabajo no es solo un modo de ganarse la vida, sino de aspirar al desarrollo humano y la propia felicidad. ¿Qué hay de la salud espiritual? 

Los líderes en el sector salud enfrentan el reto de crear entornos de trabajo que no solo sean saludables y eficientes, sino también significativos y plenos para las personas que colaboran en ellos. 

 

CÓMO GESTIONAR CON SENTIDO

 

1. Desarrollar un propósito significativo

¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es la aportación de valor de nuestro equipo u organización? ¿Por qué hacemos lo que hacemos?

 

El concepto de propósito ha evolucionado de ser una declaración de intenciones, hasta convertirse en elemento central que guía las decisiones estratégicas y motiva a los empleados. Es más que la definición de la misión o visión; supone la razón fundamental de la existencia de un proyecto y el impacto positivo que busca tener en la sociedad. En cierto modo evoca una idea de trascendencia en el tiempo y un compromiso de legado para las generaciones futuras.

 

Este propósito no puede centrarse exclusivamente en la misión y valores de la organización, a la cual los empleados han de alinearse. Crear propósito es un camino de ida y vuelta, de escucha recíproca, de compromiso compartido en la búsqueda de la salud integral de las personas. Por ello, los líderes no deben ocuparse únicamente de “inocular” el propósito a sus equipos, sino que han de procurar generarlo conjuntamente, para que cada persona, comprenda su aportación individual, el sentido último de su tarea cotidiana. En este sentido, el liderazgo puede resultar inspirador al lograr movilizar los propósitos individuales y conectarlos con un fin común.

 

2. Promover la calidad de los vínculos entre las personas

¿Cómo es nuestro modo de relacionarnos? ¿Nos sentimos parte de un equipo? ¿Existe una red de apoyo capaz de sostenernos en momentos de dificultad?

 

Los recientes modelos humanistas ponen acento en la importancia de crear en los equipos una cultura de apoyo mutuo y colaboración entre las personas. Estos elementos se conciben como un factor crítico de éxito para la calidad asistencial y la orientación de los procesos a las personas.

 

Paradójicamente, generar buenos vínculos no lo asegura una cena de empresa o una actividad de ocio en equipo. Los vínculos se sostienen en la confianza y ésta a su vez, se nutre de la autenticidad de las personas junto con altas dosis de empatía y escucha, deliberación compartida, confrontación constructiva y asertividad. Esta red de conexiones hace a la organización resiliente ante los cambios y las situaciones críticas, pues las personas se sostienen mutuamente y diversifican sus capacidades en el grupo al que sienten que pertenecen.

 

3. Brindar un contexto de cierta estabilidad

¿Ofrecemos un entorno de seguridad y confianza en el que crecer profesionalmente?

 

Los tiempos de incertidumbre nos desestabilizan como individuos y como sociedad. En ocasiones, las propias organizaciones son fuente de inestabilidad para las personas. Podemos asegurar que hay modelos de gestión que ofrecen seguridad y confianza frente a otros que despiertan temor y preocupación en las personas. La comunicación e información tienen un papel significativo en la creación de entornos seguros, pues potencian la transparencia y permiten a las personas comprender el lugar en el que se encuentran, anticipar cambios y comprender la complejidad.

 

De otra parte, las condiciones laborales puede ser fuente de seguridad o de inseguridad para las personas. La estabilidad de los puestos de trabajo, la coherencia y continuidad en los procesos, la gestión de las expectativas de los líderes y el modo en que acompañan a las personas en su desarrollo, son elementos a considerar en el liderazgo.

 

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