El suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes, afectando también de forma significativa a las personas mayores de 65 años. Factores como la depresión y la soledad incrementan la vulnerabilidad, riesgo que aumenta a partir de los 80 años en personas con vínculos familiares débiles.
En este contexto de preocupación social, profesionales del Centro San Camilo han participado en medios de comunicación para ofrecer una visión experta y humana sobre el suicidio y su prevención.
HABLEMOS MÁS
En TRECE TV, Valentín Rodil, responsable de la Unidad Móvil de Intervención del Centro de Escucha, ha valorado positivamente que ahora se hable más del suicidio, evidente es que “no hablarlo no ha arrojado datos positivos”; y alertó sobre el creciente sufrimiento de muchos jóvenes, destacando la pandemia como un factor que agravó la vulnerabilidad juvenil. Momento desde el que se comenzó a hablar más del suicidio y su prevención. Considera los datos como una “verdadera llamada de atención para la sociedad”, que obliga a cuestionarse las condiciones de vida, sufrimiento y aislamiento de muchos jóvenes.

Rodil subrayó la importancia de la cercanía como respuesta, una palabra, un gesto, la disponibilidad de alguien para escuchar sin juzgar. También destaca la importancia para la prevención de que “docentes, padres y trabajadores sociales estén vigilantes, atentos a detectar las señales de alarma, abrir conversaciones y ofrecer acompañamiento”. Cambios en el comportamiento, rendimiento escolar o estado de ánimo pueden ser signos de alerta. Sin embargo, lamenta que muchas veces estas señales se detectan, pero nadie actúa, confiando únicamente en teléfonos de emergencia en lugar de en la cercanía y la escucha humana.
REFORZAR EL VÍNCULO
Por su parte, en COPE, el psiquiatra Alejandro Rocamora y colaborador de la revista Humanizar, amplió la visión del suicidio, recordando que también afecta de forma significativa a personas mayores de 65 años, en las que factores como la soledad, la depresión y la sensación de ser una carga aumentan el riesgo, especialmente si la estructura familiar es débil. Rocamora destacó que “el suicidio es incomprensible” y que “el desencadenante puede ser algo nimio, la gota que colma el vaso, pero un vaso lleno, de factores sociales, familiares y personales”.
Rocamora subrayó que la prevención debe abordarse con “luces largas”, considerando los niveles social, familiar, educativo y personal. En los adolescentes, las emociones son intensas y el desarrollo cognitivo aún limitado, lo que dificulta contener situaciones emocionales. Además, el impacto de las redes sociales y la inteligencia artificial puede hacer que los jóvenes confíen más en estos espacios que en sus familias o profesores, exponiéndolos a riesgos adicionales.
FORMACIÓN PARA LA PREVENCIÓN
Tanto Rodil como Rocamora coinciden en que el vínculo afectivo es la herramienta central de prevención en todas las edades y que ante señales de alarma siempre se debe preguntar y acompañar, humanizando la respuesta antes que derivarla únicamente a recursos externos. Asimismo, destacan la importancia de una formación cualificada para un acompañamiento profesionalizado.
La participación de profesionales del Centro San Camilo en TRECE TV y COPE refuerza el compromiso con la prevención, ofreciendo información basada en la evidencia y, sobre todo, un enfoque humanizador frente a un tema de máxima actualidad y sensibilidad social.
